Romería
LA PEREGRINA Y LAS ROGATIVAS A LA SANTA FAZ
UN APUNTE HISTÓRICO Y ACTUAL
Para los alicantinos, la veneración a la reliquia de la Santa Faz está por encima de cualquier otra devoción y se manifiesta, desde el siglo XVI en numerosos actos de entre los que destacan la Peregrina y las Rogativas. Ambos mantienen distinta finalidad y protocolo.
Tradición alicantina
“La Peregrina” es la romería que se celebra anualmente el día de la fiesta en la que se conmemoran los primeros hechos milagrosos atribuidos por la tradición desde 1489, al lienzo verónico que se custodia en el Monasterio de la huerta alicantina. Dicha fecha fue establecida, en un principio, el 17 de marzo, cambiándose posteriormente al jueves siguiente a la octava de Pascua. El cambio de fechas se ordenó por la Diócesis en 1663 -siendo efectivo desde 1752- por coincidir el 17 de marzo con la Cuaresma para que quedaran las fiestas y posibles excesos que pudieran cometerse, fuera de dicho período litúrgico.
En los primeros años, la devoción a la Santa Faz cobró un gran impulso, sobre todo a partir de 1518 con la llegada de las clarisas y posteriormente con la concesión del Rezo propio de la Santa Faz en 1525 mediante el que se ganaban las indulgencias concedidas por el Papa Clemente VII. Posteriormente, aunque Urbano VII revocara en 1631 dichos privilegios, la devoción no se perdería por haber calado mucho entre los alicantinos, de la ciudad y sobre todo entre las gentes de la huerta, para las cuales el Monasterio constituía además un refugio seguro ante los peligros de las incursiones berberiscas.
El Ayuntamiento hacía valer su patronato e imponía su protocolo que determinaba que la Procesión peregrina debía salir de San Nicolás a primera hora de la mañana, acompañada de dos regidores-diputados, el escribano municipal y el subsíndico. La procesión la presidían las autoridades eclesiásticas, acudían los diputados nombrados por el ayuntamiento, dos miembros de cada orden religiosa y el pueblo en general, marchando a pie, cantando las letanías hasta llegar a la entrada del Monasterio donde salían a recibirles el síndico procurador general portando el pendón y el confesor del convento acompañado por los religiosos que hubiera en el Monasterio. Todos entraban en la iglesia, donde, con la reliquia expuesta, se celebraba la misa solemne con sermón y se veneraba la Reliquia. Estas costumbres irían cambiando con los años.
Para ese día se autorizaba a gastar fondos para cubrir los gastos de la fiesta, los actos religiosos, comidas y desplazamientos y la limosna de ayuda para la comida que se entregaba a las monjas.
Día de celebración
En los últimos años la Peregrina la forman cientos de miles de peregrinos (300.000 en la última celebración) y los actos están precedidos la misma semana con la denominada Peregrina infantil en la que participan miles de escolares de la ciudad.
Como cada edición, al llegar la Peregrina al Monasterio tiene lugar la solemne apertura del sagrario custodiado por la comunidad religiosa y cerrado bajo cuatro llaves, conforme manda la tradición y el protocolo secular, momento en que se extrae la sagrada reliquia. El acto principal de la jornada lo constituye la Eucaristía solemne presidida por el Obispo de la Diócesis con asistencia de las principales autoridades locales y regionales, tras la que se imparte la bendición a los asistentes implorando la Misericordia de la Santa Faz con la triple invocación FAZ DIVINA: MISERICORDIA.
La fiesta y feria continúa hasta el domingo en una manifestación de alegría pascual que sigue convocando a decenas de miles de visitantes.
Las Rogativas
Las Rogativas son actos religiosos que tienen lugar con el traslado de la Reliquia, en procesión, a la Colegial y hoy Concatedral de San Nicolás para que permanezca allí durante un breve espacio de tiempo –tres días generalmente– devolviéndose posteriormente a su capilla en el Monasterio. Su finalidad es pedir la protección de la Reliquia ante situaciones de grave necesidad.
Las causas o motivos por los que tradicionalmente se han concedido rogativas han sido acabar con la sequía (pro pluvia) y con la esterilidad de los campos, luchar contra plagas agrícolas y acabar con graves epidemias. La autorización se otorgaba una vez se habían agotado otros recursos piadosos, al no haber tenido éxito la intercesión de las demás advocaciones alicantinas (San Roque, San Nicolás, San Blas, San Antón, etc.) y cuando, tras haber realizado otras rogativas a la Santa Faz privadas o “secretas” (en las que intervenía solamente el clero), públicas, pero sin traslado de la reliquia, Triduos en San Nicolás y novenarios correspondientes, no se obtenía el favor pretendido. El motivo fundamental de este proceder era el alto coste económico que representaba su organización. La Rogativa debía ser autorizada por el Ayuntamiento tras alcanzar un acuerdo en sesión capitular a iniciativa de los mismos regidores, o por solicitud del Cabildo de San Nicolás, del rey o a petición popular en el sentido histórico, esto es, solicitada por grupos de gentes como los labradores, los señores del vino, comerciantes, terratenientes, etc.
Su recorrido se iniciaba en el Monasterio con estaciones en el Alto del Garbinet, iglesia de los Ángeles, convento de los capuchinos, la Misericordia (San Antón). Desde allí confluía con la procesión oficial de autoridades que había salido de la Concatedral y ya todos juntos, emprendían la procesión general hasta San Nicolás, con bendición del pueblo y reserva de la Reliquia hasta el día siguiente. Durante tres días tenían lugar Oficios litúrgicos y se rezaban las preces propias de la Santa Faz.
Tras los tres días de rogativas se procedía a devolver la Reliquia a su Monasterio. En este caso la procesión, formada por los dos cabildos y el clero, portaba la Santa Faz saliendo por la Puerta Negra, se dirigía al convento de la Sangre donde era venerada por la comunidad de religiosas; Iglesia de Santa María, Ermita del Socorro, donde se disolvía la procesión oficial y general siendo acompañada desde ese punto ya solamente por los peregrinos que la habían traído días antes hasta la Misericordia. El camino se detenía en el puente de la Cruz de Piedra y llegaba al Monasterio donde tras recibir veneración e impartirse bendiciones era introducida finalmente en su sagrario.
Una ocasión única
Solo una vez en su historia, desde 1489 y con ocasión del Año Santo de la Misericordia convocado por el papa Francisco, la Santa Faz salió de Alicante, en este caso para ser venerada en la ciudad de Orihuela. Esta salida extraordinaria tuvo lugar los días 23 y 24 de enero de 2016 y fue aprobada el 23 de diciembre de 2015 por el pleno municipal del Ayuntamiento de Alicante a petición del obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante.
Desde su primer Ángelus el 17 de marzo de 2013, donde dijo que el rostro de Dios es misericordioso, hasta la Bula de convocatoria del Jubileo de la Misericordia Misericordiae Vultus (El Rostro de la Misericordia), el mensaje y gestos del Papa Francisco sobre el Rostro de la Misericordia resonaron por todo el mundo.