Vela virtual

En la iglesia católica, la luz siempre ha tenido un significado especial porque representa a Cristo. Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas”. También nosotros, los bautizados “somos hijos de la luz”, que se irradia del mismo Cristo. Así se simboliza en  el Sacramento del Bautismo, cuando el sacerdote presenta una vela que se enciende del cirio pascual.

En este templo encendemos velas ante la Santa Faz de Jesucristo o ante la imagen de un santo. La luz significa nuestra oración, que queda ante el Señor como signo de que Él está presente en mi vida, Él siempre me mira con misericordia e intercede por mí.

También esta luz manifiesta que aunque vuelvo a mi casa o mis quehaceres, yo quiero permanecer ante Él. Es un medio para expresar nuestro amor, nuestra devoción. No es el fin. Acompaña la oración, la súplica, la acción de gracias, manifiesta la intención de permanecer en la presencia del Señor, de su Santa Faz, dejándonos mirar por Él y presentando nuestras necesidades ante su Rostro de misericordia. Ante la Luz que es Jesucristo dejo encendida mi pequeña luz. Si eres bautizado tu luz se une en la Suya, si no, esa oración puede ser la luz que te abra a la contemplación de la Luz de Dios, de su Revelación. Esa vela que encendemos brilla en el mundo como un símbolo de esperanza y amor.

En esa vela encendida presento también al Señor las necesidades de los que amo y de todo el mundo,  y pongo ante la Misericordia de Dios las almas de los fieles difuntos, siempre unido ese gesto con mi oración, el bien que haga, mis sacrificios y limosnas.